por Ángel Augier*
Como todo suceso histórico de relieve internacional, el triunfo de la lucha armada contra la dictadura de Batista, el 1 de enero de 1959, concitó el interés de la prensa mundial.Los pueblos reclamaban justamente noticias directas del importante suceso, de los hombres que lo habían hecho posible, de sus ideas y proyecciones populares. Y, por otra parte, la revolución necesitaba difundir su razón de ser, sus fundamentos y objetivos.
Cientos de periodistas de las más diversas procedencias, orientaciones e ideologías acudieron en aquellos días a lo que se denominó 'Operación Verdad'. En el centro de aquella formidable movilización periodística se encontraba, por derecho propio, Jorge Ricardo Masetti.Su libro 'Los que luchan y los que lloran. El Fidel Castro que yo conocí' - publicado en Montevideo en octubre del año anterior- por sí solo había constituido toda una 'Operación Verdad', o una anticipación de ella.
De esa magna asamblea de periodistas en La Habana, surgió la idea de crear una agencia informativa latinoamericana que reflejara honestamente la realidad de nuestros pueblos y sus luchas.
Frente a las agencias informativas de los grandes monopolios imperialistas y del Departamento de Estado, se imponía la necesidad de dotar a la América Latina de un vehículo noticioso propio que expresara la verdad, que era sistemáticamente deformada, tergiversada, o silenciada por las agencias yanquis.
Fue como se fundó Prensa Latina, y su organización y dirección fueron encomendadas a Masetti.
Crear una red de corresponsales, un vasto organismo de comunicaciones dentro de una realidad determinada -es decir, teniendo que utilizar inicialmente los servicios de los monopolios cablegráficos y de periodistas profesionales del continente en medios influidos por la corrupción y el soborno de la prensa mercenaria- fue una tarea gigantesca que Masetti cumplió con entusiasmo y acierto.
En junio de 1959, comenzó a funcionar Prensa Latina, con todos los requisitos indispensables de una gran agencia informativa. Muchas circunstancias concurrían para hacer extremadamente delicado el funcionamiento de un mecanismo tan complejo como una agencia de la índole y característica de Prensa Latina.
Con una madurez de juicio y una experiencia profesional insospechables en su aspecto juvenil; con una energía creadora, y una capacidad de trabajo, inimaginables en aquel cuerpo aparentemente endeble, Masetti logró echar a andar por camino certero y a plena eficacia la agencia noticiosa latinoamericana cuya misión inicial era difundir la verdad del primer territorio libre en América, la verdad de la Revolución cubana.
Una de las tareas fundamentales a que se dio Masetti fue la de independizar a Prensa Latina de los monopolios cablegráficos yanquis, mediante la obtención de sus propios equipos de comunicación, tanto de recepción como de transmisión. En ese sentido, fue decisiva la reunión por él convocada, de delegados de agencias informativas independientes, de varios países socialistas, y de Japón, Indonesia y la RAU, celebrada en La Habana en enero de 1960.
Los convenios de intercambio informativo suscritos entonces, abrieron, por otra parte, las puertas de las relaciones con los países socialistas.
Quienes fuimos sus modestos colaboradores en su obra ciclópea de Prensa Latina, sabemos de su abnegación de siempre, de sus espíritu de sacrificio, de su consagración absoluta - sin límites de tiempo, de energías ni entusiasmos- a lo que consideraba arma poderosa de la Revolución.
Semanas antes de producirse la invasión mercenaria de la bahía de Cochinos, por circunstancias que no son del caso analizar ahora, Masetti había renunciado a la dirección de Prensa Latina, pero no vaciló en asumirla de nuevo ante la grave situación de emergencia.
No haberlo hecho habría sido -decía él- como haber montado y preparado contra el enemigo, un cañón, y no poder disparar sus proyectiles en el momento preciso.
En esa ocasión, también integró el panel de periodistas que interrogó a los mercenarios capturados en la victoria popular de Playa Girón.
Después de desempeñar misiones revolucionarias en África -fue testigo excepcional de la lucha del pueblo argelino por su independencia-, Masetti se entregó a su ideal de redención americana.
Convencido de que sólo la lucha armada será capaz de derrotar las oligarquías y el imperialismo, acudió a combatir por la libertad y la independencia de su pueblo, al frente de las guerrillas de Salta, en el sur argentino. En estos días de abril (1968), cúmplense cuatro años de su desaparición. Pero permanecerá vivo en la ejemplaridad de su vida y de su muerte, Jorge Ricardo Masetti.
*Ángel Augier (1910-2010), poeta y periodista fundador de Prensa Latina, dedicó este artículo a Masetti en 1968 para recordar su desaparición física un día como hoy 21 de abril de 1964.
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