Lo Último

lunes, 20 de julio de 2020

4/ MIS PRIMERAS EXPERIENCIAS EN TIERRAS ETIOPES


por:Enrique Dámaso Rodríguez Betancourt 
La población etíope es mestiza/ cobriza y en su formación  prevalecen cruces entre etíopes, italianos y Asmara, una combinación perfecta en cuanto a fisiología y color de la piel.

Algunos datos de interés, en el año 2000, la mortalidad infantil era de 115 por cada 1000 nacidos vivos y la esperanza de vida al nacer es de 44,5 años de edad. La población musulmana representa el 17 % del total de habitantes y la deuda externa con el mundo desarrollado es nada menos que de 5481 millones de dólares.


 A los tres integrantes del contingente de la agricultura, acabados de arribar a tierras etíopes, nos recogieron en el aeropuerto, un representante de ese ministerio cubano, un funcionario de la embajada de Cuba en ese país y la jefa de Cuba técnica, el organismo responsable de la colaboración con Etiopía.

Atravesamos toda la ciudad, muy bella por cierto, pero llena de contradicciones por doquier y repleta de, lo que eran para mi mendigos, por su vestimenta y suciedad, después supe que ese era el pueblo etiope, una raza sufrida, una población empobrecida. En el  recorrido, solo de vez en cuando aparecían personas vestidas de traje y corbata, que de cierta manera justificaban la temperatura ambiente, recuerden que era de 8 grados celcius  y un 30% de humedad relativa.

Nos detuvimos por un instante frente al palacio de gobierno, ahora devenido en museo, otrora aposento de el emperador etiope Hallie Selasie, dicen que  sus paredes están  enchapadas en oro de adorno. Cruzamos el mercado, conocido también por Mercato, pude apreciar de todo y siempre me quedó la sensación para toda la vida del olor raro, el que percibo todavía, luego de tantos años de estancia en ese país. También sentí la impresión en ese lugar de un ambiente oscuro, ennegrecido y muy sucio.

Luego de unos 40 minutos de recorrido, llegamos a lo que sería mi ubicación para los próximos 2 años, EL COMPAO, una comunidad en las afueras de la capital, con techo de Zinc, paredes de bloque, en combinación con unas flameantes ventanas de cristal con protección de aluminio para el sol, la cual subía o bajaba de acuerdo al gusto de cada persona.

Todas esas viviendas pertenecían al Ministerio de la Agricultura y en 2 de ellas pernoctábamos cubanos. En cada casa nos acompañaban 3 empleados, los que recibían un salario muy bajo por cierto, por el gobierno etiope. Recuerdo en la que yo vivía a la mamita Asakarech, que era la encargada de preparar los alimentos y al mismo tiempo se desempeñaba como jefa de grupo, pues dominaba a la perfección el idioma español.

Su apellido era Eguigo, tenía un cuerpo pequeño, bien definido en todas sus partes, repleta en sus carnes de un color cartucho, muy apetitosa, joven además, no era muy bonita, pero dueña de un pelo, el cual se cuidaba con esmero y por las noches se aplicaba unos emplastes de mantequilla con heces fecales de bovino, lo que hacia una o dos veces a la semana INCREIBLE  ¿Qué dirían las grandes trasnacionales de la belleza y de los cosméticos?

Y les digo que tremendo efecto  tenía ese tratamiento para el pelo, pues luego de ese procedimiento su cabello era mucho mas sedoso, brillante y extendido. ¡ QUE SACRIFICIO! La otra mamita, de mayor edad, parecía que tenía 70 años y solo cumplió por esos días 45, la llamaban Assajai, palabra que significaba sol, muy lejos estaba de parecer al astro rey, pues era de un color negro intenso, al parecer de procedencia somalí, encorvada y al caminar arrastraba los pies, era la encargada de lavarnos y planchar la ropa, además de limpiar la casa.

Algo que nunca nos perdonó, un día compré manteca de cerdo, y como ella no había llegado, la freí en los calderos donde ella cocinaban gran error, cuando llegó me dijo….Riqui, que así me decía ….¿Que es?....contesté es grasa de cerdo…. y nunca mas vimos los calderos ….. Yo no sabía que ella era musulmana…..
Por otra parte, no puedo dejar de reconocer que cocinaba bien y muy parecida a la culinaria cubana, después me enteré que fue entrenada en la embajada de Cuba, para cocinar para los cubanos.
Otra anécdota, esta vez del Asia lejana, en la casa había un perro de la raza Pastor Alemán, que tenía la misión de cuidar la misma y además intercambiábamos juegos con él. Cierto día llegó un contingente de chinos que venían a montar una fábrica de algodón, un mal día desapareció NEGRITO, que así se llamaba el can. LA MAMITA me dijo….Riqui…CHAINÌ NEGRITO MANLLARE INDESÌ., o sea que los chinos se comieron al perro.

El tercer empleado, el papito, único hombre entre ellos, Aliè,  jamás supe su apellido, aunque me parecía que no tenía, era el encargado de la puerta de salida y de hacer la guardia por las noches, simplemente era el custodio. Se notaba una persona muy consumida por la vida, representaba 80 años de edad, después descubrí que tenía  60. También se desempeñaba como jardinero, además de hacer cualquier mandado que se le ordenase, muy dispuesto para todo. Quiero aclarar que estos dos últimos empleados no hablaban el español, la traductora era Asekenech. El papito, muy agradecido, siempre con la cabeza baja, me recordaba a los asiáticos, nunca dijo estar enfermo, no se quejaba de nada, cuando el jepp que yo conducía doblaba la esquina, ya la puerta estaba abierta y él en la misma, saludando.

Algo que no había comentado, la casa estaba rodeada de una cerca de piedra, la que tenían todas las construcciones, era lo primero que hacían para delimitar los espacios particulares, y las piedras se moldeaban a mano, con herramientas y las convertían en flamantes bloques.

5/ LA ESTANCIA. LA ADAPTACIÒN

Mi primer día de trabajo en tierras etíopes, estuvo relacionado con la visita al Ministerio de la Agricultura , lugar que se convertiría posteriormente, en mi oficina durante los dos venideros años. Conocí a quienes serían mis compañeros de trabajo por la parte cubana, Horacio, el jefe de contingente, Marta, su secretaria y al mismo tiempo su esposa. César el Ingeniero Pecuario, un camagüeyano que atendía la parte de crianza animal, aunque tenía un solo colaborador para atender. También estaba cumpliendo misiones Teresita Blanco, una ingeniera que se desempeñaba como asesora en Genética Bovina y se encontraba con su esposo, Nelson, de igual función, aunque solo le quedaban tres meses para terminar su misión, en ese hermano país, conmigo se completaba el equipo de la Agricultura.

Les cuento el primer encontronazo con la parte etiope, ellos son personas muy flemáticas, lentas en su pensar y actuar y para dar respuesta a cualquier asunto, respondían con una palabra mágica BOJALA, que significaba: DESPUES, MAS TARDE, LUEGO, pero que esas palabras no tenían límite de tiempo, se podía convertir en un minuto, horas después que la utilizaran. Luego de ser impuesto en mi cargo como jefe de los servicios veterinarios de la parte cubana, entré al Ministerio de la Agricultura un lunes con unos deseos inmensos de conocer la realidad sanitaria de ese país para enrumbar las actividades de experto en la ayuda solitaria.

 Estando revisando la documentación de años anteriores para conocer lo que debía hacer…… Me dijo el jefe del contingente… ……”Debemos irnos pues cerrarán las oficinas, comienzan cinco días de HOLLYDAY….(son días feriados que celebran ellos cada cierto tiempo, tiene mucho que ver con la cultura musulmana)…..Nunca lo entendí …. Pero bueno, había que irse para las casas….Inmediatamente comencé a recoger la documentación, con tremendo entusiasmo para revisarla durante estos días feriados, cuando Teresita Planas, una colega, llegó a  ser, años más tarde en Cuba, Presidente de la Asociación de Producción Animal (ACPA)  me dijo….¿Para donde vas con esos papeles? Le contesté de .lo que pretendía hacer y me contestó …..¿ Y después , en los próximos dos años ¿Qué vas a hacer?.....Y tenía tremenda razón. Durante el tiempo que duró  la misión, esos documentos los leí más de 5 veces, me los aprendí de memoria.

Aprovecho para describir el edificio del Ministerio del Agricultura, aquì se rige la actividad productiva del país en materia de esa rama. La edificación  en aquella época representaba una estructura moderna de 8 pisos de altos, de los cuales 3 de ellos están bajo tierra, lo que permitía que el Ministro de esa rama, llegara hasta la puerta de su oficina, en un quinto piso,  desde la calle, ¡en su propio carro!

      Luego de varios días de gestiones para extraer la dieta y la gasolina para el viaje a otras provincias del país, logré enrolarme en un recorrido para el control del trabajo realizado por los colaboradores cubanos que se encontraban bajo mis órdenes.

Así transcurrió mi primer año en ese hermano país, cumpliendo misiones acorde a mi especialidad pero también insertándome en el mundo cultural, pues me seleccionaron para ser activista de los actos políticos y recreacionales, una diligencia que desarrollé hasta el final de la misión y que me ayudó a tolerar aquel tiempo de poca labor profesional por la lejanía de los lugares que tenía que visitar.

Durante mi estancia en Etiopía pude conocer provincias como Sidamo y Soddo ubicadas algo cerca de la capital pero que su trayecto se hacia un poco mas difícil por lo intransitable de la ruta en algunos casos, allí tenia colaboradores cubanos, Médicos veterinarios e ingenieros pecuarios a los que tenía que asesorar y orientar de acuerdo a los planes de colaboración establecido entre ambos países.

La estancia en esos lugares estaba acorde a las actividades a desarrollar, de esa manera el viaje en cuestión duraba entre seis o siete , por el trayecto pude disfrutaba de la belleza de la flora y la fauna, dicho sea de paso, muy cuidada por los nativos, a ellos no se le ocurría agredir a algún  animal y mucho menos afectar la flora  etíope muy exquisita en diversidad de colores y matices lo que hacia mas agradable el recorrido.

Muchas cuestiones llamaron de forma poderosa mi atención en esos viajes, unos frondosos arboles que prevalecían en todo el trayecto muy semejantes al marabú de Cuba (planta dañina que afecta nuestros campos). En cierta ocasión detuve el jeep para observarla de cerca, cual no sería mi asombro al constatar que efectivamente era marabú que en África alcanza gran altura y puede dar sombra a decenas de animales.

También tengo como una vivencia imborrable, el hecho de ver de forma permanente en las tierras alrededor de las carreteras que transitaba, cientos de niños, descalzos, a veces medio desnudos, sin ir a la Escuela, buscando el sustento del hogar pastoreando  bovinos, ovinos o caprinos, ¡como recordé  a Alexei y Anaysi!, mis hijos en Cuba, con derecho a la educación y la salud gratuita y estos pequeños etíopes  siendo merced del tiempo y de los depredadores.


Luego de dos años en tierras etíopes pensé que ya todo lo había visto o vivido, que equivocado estaba, tengo evocaciones de los mercados tanto industriales como de comestibles. La mayoría de la venta de los mercados pertenecía a  particulares y en ellos se veía de todo en materia de ropa o de alimentos.

Una buena parte de estas mercancías llegaban a Addis Abeba procedente de Somalia de la zona del puerto de ……… por el que entraba el contrabando de estos productos con precios baratos y asequibles principalmente para los que devengábamos algún salario.

Estas mercancías se ubicaban en un lugar conocido por El Hueco, que no hacia gala de su nombre, porque estaba situado en una colina en las afueras de la capital del país. En este lugar comenzaba la venta en horas temprana de la mañana y para la compra usted se ponía de acuerdo con el vendedor en cuanto al precio, de entrada ellos pedían por cualquier cosa una suma considerable y allí empezaba un sistema de marquetig  denominado Macharacha (regateo).

Por ejemplo el regateo comenzaba con cifras de CIEN Birr moneda nacional y cuando el regateo fructificaba usted se podía llevar a su hogar un producto por una cifra de dos Birr (moneda nacional)  También le digo que había lugares lujosos y de precios inalcanzables para los pobres, en cuanto a los alimentos una bola de helado en el African Hotel tenía un valor aproximado de DIEZ dólares estadounidenses. Se imaginarán cuantos helados ingerí en mi estancia allí.

Con respecto a la situación del transito afloran a mi mente múltiples momentos que yo ¿viví? (sufrí) durante mi estancia en esta geografía del mundo. En la capital no había un semáforo, excepto en una rotonda que nada menos existían allí ¡36 semáforos! ¡Increíble!  Nunca supe el objetivo de estos ordenadores del transito todos aglomerados en ese lugar. Los cubanos bautizamos este lugar como la esquina de los 36 semáforos.


En el andar por calles y carreteras habían dos elementos que no podían faltar en un vehículo terrestre, la bocina y los frenos. Pues los Etíopes (me refiero a los de a pie) caminaban por estos lugares con sus problemas en la mente y en cualquier momento se lanzaban delante de los  carros .También en las carreteras de pronto cruzaban de un lugar a otro sin previo aviso, cuando le pregunte a un amigo etíope me dijo….”es una creencia popular que si logra pasar sin que lo atropelle el vehículo durará CIEN años. ¡Asombroso!  


En cierta ocasión fui a esperar a un colega local que venia de una provincia lejana, Bajar dar, distante unos seiscientos kilómetros aproximadamente de Addis Abeba. Luego que llegó el ómnibus a la improvisada estación en una plazoleta a la intemperie, le pregunte a mi amigo donde estaban las maletas y me contestó….” Que teníamos que ir a buscarlas por la mañana, `pues el chofer del ómnibus había cumplido su jornada laboral. A partir de ese momento en mi mente se formó un lema que aun conservo….” Lo que te digan que sucede en Etiopia, créelo…..” 

En los recorridos por carreteras etíopes también descubrí otras cuestiones interesantes referidas al transito de vehículos, circulando por la vía panamericana que une a las provincias del norte, estuve detrás de un ómnibus alrededor de diez minutos, que indicaba con el intermitente izquierdo, al percatarse el traductor etíope de esta situación me dijo…”puedes adelantar, te lo dice el chofer del ómnibus….”yo le conteste….”pero es la misma señal de que va a doblar a la izquierda…me refutó….”tienes que interpretarlo….Me quedé perplejo.


En aquella época por calles y carreteras de Etiopia circulaban unos ómnibus donados por Italia, la marca Calabresse, que tenían una capacidad de ochenta o noventa personas pero en cada uno viajaban alrededor de doscientas o trescientas personas, créalo o no y encima del techo de las guaguas que iban para las demás provincias , iban las maletas , personas además de carneros, pollos y gallinas en grandes cantidades, les aseguro que nadie me lo dijo lo tengo grabado en mi mente, pues forman parte de mis vivencias en ese país africano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...