Acelera carrera contra el tiempo para frenar cambio climático

Los científicos alertan que para el planeta, igual que para el cuerpo humano, un cambio de temperatura de tres grados centígrados hacia arriba o hacia abajo de la línea considerada normal puede tener consecuencias fatales, una certeza que aviva la carrera contra el tiempo para frenar el cambio climático.

Hasta ahora una tras otra las conferencias y cumbres internacionales destinadas a este propósito han fracasado y en los últimos años nombres como Kyoto, Copenhague, Cancún, Durban y Lima emergen como túmulos funerarios y no como señales de esperanza en el futuro de la humanidad.
por Guillermo Alvarado




 
Por eso todas las miradas están puestas en la Ciudad Luz, París, donde a principios de diciembre representantes de 196 países, entre ellos numerosos jefes de Estado y de gobierno, intentarán un acuerdo que se antoja como última oportunidad de salvar nuestra casa común de una hecatombe cuyos primeros síntomas ya son visibles.

Sequías intensas, calor insoportable, tormentas destructoras y el desplazamiento de masas humanas en busca de mejores condiciones ambientales son cada vez fenómenos más frecuentes y la última década se ha caracterizado por la ruptura de las marcas históricas en materia de clima.

Sólo faltan tres meses para la Cumbre de París y muchos obstáculos parecen todavía insuperables. Apenas 56 países enviaron hasta el momento sus programas nacionales para luchar contra el cambio climático y aún faltan por hacerlo algunos considerados entre los mayores emisores de gases con efecto invernadero.

También está en duda el compromiso de las naciones industrializadas de aportar los 100 000 millones de dólares necesarios para enfrentar la tarea de disminuir el calentamiento global e impedir que rebase los dos grados centígrados.

Pero en medio de este panorama, hay buenas noticias, como la iniciativa de China de invertir más y convertirse en la campeona del mundo en la generación de energía solar, reducir sus emisiones a partir de 2020 y desarrollar un gigantesco programa de reforestación a nivel nacional.

No se puede obviar, tampoco, el plan del presidente estadounidense Barack Obama que, si se pone en práctica, supondrá la disminución en 2025 del 28% de lanzamiento a la atmósfera de dióxido de carbono, respecto a 2005, considerado como el más contaminante de los últimos tiempos.

Para quienes todavía vacilan, recordamos las palabras del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, cuando en Rio de Janeiro en 1992, afirmó: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”.