Imposible hablar de Santiago de Cuba sin referirse a El Caney, con tierras bondadosas para las frutas muy dulces, que incluso han inspirado a compositores como el coterráneo Félix B. Caignet con un son pregón popularizado en el mundo.
En muchos salones se escucharon al Trío Matamoros, Ñico Saquito, Francisco Repilado (Compay Segundo) y otros cantores con su letra: ¡Frutas!/ ¿Quién quiere comprarme frutas?/ ¡Mangos!/ De mamey y bizcochuelo/ ¡Piñas!/ Piñas dulces como azúcar/ cosechadas en las lomas de El Caney./
Fuente.Radio Habana Cuba
Surgido en 1629 con el nombre de Comunidad India del Caney o San Luis de los Caneyes, ese terruño oriental acogió en sus campos a familias burguesas de la cabecera en casas-villas o fincas de recreo, que hoy forman parte del patrimonio arquitectónico cubano.
Excelentes miradores naturales tiene en sitios como El Escandel y El Viso, este último considerado monumento histórico donde existe un fuerte militar de la época de la colonia.
Fiel a sus tradiciones culturales como el pregonero y el festival de las frutas, El Caney atesora una de las colecciones de helechos más importantes del continente, superada solo por la del Jardín Botánico de Nueva York.
Ese terruño posee en verdad muchos valores históricos, culturales, ambientales y paisajísticos pero, sin dudas, como más lo identifican es por las sabrosas frutas.
Así lo ratifican las letras de Félix B. Caignet, cuando dijo en el son pregón que están saturadas de miel.
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