Durante el izamiento de la bandera cubana en lo reapertura de su sede diplomática en Washington, se dio cita un enorme abanico de personas que de alguna manera han participado en generar el cambio en la política bilateral.
Los cientos de invitados incluyeron legisladores estadunidenses (el senador Patrick Leahy y los representantes Raúl Grijalva, Barbara Lee, José Serrano), diplomáticos, figuras reconocidas de medios de comunicación nacionales, analistas, académicos, artistas y un elenco de cubano-estadunidenses que recientemente eran disidentes.
Por: David Brooks
Silvio Rodríguez, integrante de una destacada delegación cubana, comentó a La Jornada que estar presente aquí es difícil resumirlo, porque pasan por la mente muchas cosas, propias o que le pasaron a otros. Hubo un momento en que este enfrentamiento fue tan fuerte que muchos llegamos a pensar que no tenía remedio. Una de las cosas más curiosas es darme cuenta de que sí tiene remedio y se puede empezar a trabajar en esa dirección, cosa que me parece extraordinariamente positiva.
Danny Glover, famoso actor y cineasta, estaba feliz, abrazando a viejos amigos, bromeando: La historia nos absuelve a todos. Comentó a este diario que este ha sido tema de toda su vida: mis padres eran sindicalistas, y en 1959 yo tenía 12 años, estábamos celebrando el triunfo de la revolución cubana. Apenas lo entendía, era un chavito, pero lo seguí, lo seguí, lo seguí, desde entonces, por lo de Angola, y así. Sabemos que lo de hoy es un nuevo inicio, lleno de posibilidades, de otra narrativa, ojalá con nuevos valores aquí.
El representante federal Raúl Grijalva, copresidente del caucus Progresista (compuesto de unos 75 legisladores federales) declaró a La Jornada: creo que con el tiempo, los estadunidenses respaldarán cada vez más la normalización, y con ello habrá mayor presión para deshacerse del bloqueo en el Congreso en los próximos dos o tres años.
Wayne Smith, quien fue el encargado de la sección de intereses de Estados Unidos durante la presidencia de Jimmy Carter y que se ha dedicado a la promoción de la normalización durante las décadas recientes, dijo que el punto fundamental de hoy es que estamos avanzando. Eso no implica que no haya una multitud de problemas, pero con un diálogo tenemos por lo menos la oportunidad para resolver algunos de ellos.
Entre los cubanoestadunidenses que se han dedicado a promover este cambio, las emociones son fuertes.
No todos estaban contentos con la nueva normalidad. Un microgrupo de opositores se presentó al otro lado de la calle de la embajada, coreando lo de siempre. Uno de ellos corrió, saltó una barrera de la policía, e intentó llegar a las rejas de la embajada para encadenarse. Agentes de policía y del Servicio Secreto lo impidieron.
Salsa sí, bloqueo no, se lee en un cartel de Código Rosa a las afueras de la embajada, mientras diversos activistas festejan el día. Otros se toman fotos debajo de la recién izada bandera. En otras partes del país, cuentan algunos, hay festejos en restaurantes, bares y en sedes de diversas organizaciones. Todos insisten en que no hay para atrás en todo esto. Pero casi todos saben que los desafíos del nuevo futuro no serán nada fácil.
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