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miércoles, 17 de junio de 2015

Máximo Gómez correspondió a la confianza que José Martí depositó en él

Por: Roberto Morejón 
Con un espíritu marcadamente internacionalista, los cubanos tienen en el generalísimo del ejército mambí Máximo Gómez al paladín de la generosidad y el desprendimiento.

Nacido en el poblado dominicano de Baní en 1836 y fallecido en La Habana en 1905, Gómez se incorporó en su tierra al enfrentamiento a la invasión de Haití en 1855 y 10 años después viajó a Cuba, donde echó raíces y ayudó a forjar la libertad, aunque no vio consumado el empeño.

Fuente:Radio habana Cuba

Al estallar la Guerra de los Diez Años en el oriente cubano, Gómez luchó junto al Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y rápidamente se erigió en un oficial con mando, dada su experiencia militar.

 Si bien fracasó en su intento de extender la guerra contra la metrópoli española hasta la mitad occidental de Cuba, el patriota hizo gala de maestría en la guerra de guerrillas.

 Después de apoyar otro intento de insurrección en Cuba en 1879 conocido como la Guerra Chiquita que a la postre se frustró, Gómez no desistió de continuar la lucha emancipadora.

En 1892, acordó con José Martí y Antonio Maceo comenzar la Guerra de Independencia en 1895.

Ni siquiera la muerte de Martí en 1895 y la de Maceo en 1896 apartaron a Máximo Gómez de proseguir los afanes anticolonialistas, esta vez en su fase de guerrillero.

El brioso independentista dominicano-cubano se negó a establecer compromisos con los españoles a pesar de su débil posición militar y la represión feroz que ellos desataron.

La intervención de Estados Unidos, que condujo a la expulsión de  los españoles de Cuba, encontró en Máximo Gómez a un crítico enérgico y dimitió del mando del ejército.

El adalid de las cargas al machete expuso con gran visión los peligros del nuevo tutelaje de Estados Unidos, cuyo gobierno impuso la Enmienda Platt a la recién aprobada Constitución cubana, la cual regulaba las futuras relaciones con La Habana.

Las preocupaciones mayores del Generalísimo en aquel contexto no estaban cifradas en el establecimiento de la república, sino en el radio de influencia, material y espiritual de Estados Unidos.

El interés de Gómez era convocar a una asamblea constituyente que representara la voluntad legítima del pueblo cubano de establecer la república independiente

Jefe del Ejército Libertador durante la Guerra de los Diez Años y la de Independencia iniciada en 1895, Máximo Gómez fue un valeroso estratega y táctico que trató de unir todas las corrientes dentro del independentismo.

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