A casi 100 años de que las mujeres obtuvieron el derecho al sufragio, los estadounidenses pueden llevar a una fémina a la Oficina Oval de la Casa Blanca, indican las tendencias de voto de las encuestas.
Hillary Rodham Clinton, aspirante a la nominación demócrata, y Carly Fiorina, por los republicanos, pudieran romper la cadena que impidió a las mujeres conducir los destinos de Estados Unidos.
Fuente.Radio Habana Cuba
Según un reciente articulo del diario The New York Times la presencia de representantes del sexo femenino en la apuestas por el gobierno resalta que las actitudes han cambiado gradualmente en los últimos 80 años.
En 1970 dos tercios de los participantes en una encuesta opinaron que no habría una mujer presidente por mucho tiempo, aunque no descartaban que algún día eso pudiera ocurrir.
Durante años diferentes estudios medían si las mujeres deberían ser iguales en el lugar de trabajo.
Una encuesta de 1972, encontró que el 29 por ciento de la población pensaba que el lugar de la mujer estaba en la casa. Sólo el 47 por ciento de la población pensaba que deberían tener un papel igual al hombre en el trabajo; otro 24 por ciento se puso de lleno en el medio o no sabía qué pensar sobre la cuestión.
Para 1980, el 20 por ciento de los estadounidenses consideraba que las mujeres deben quedarse en casa, y una década más tarde casi el 15 por ciento lo sentía así.
Ya en 2008, una encuesta encontró que apenas el siete por ciento de los estadounidenses todavía estimaba que el lugar de la mujer estaba en la casa, el 10 por ciento no se inclinaba por ninguna opción, pero el 83 por ciento apoyó la igualdad y el trabajo. Durante años fue creciendo el apoyo a la pregunta de si "Usted votaría por una mujer como presidente?. La progresión fue gradual y ya ahora no hay reparos en llevar a las féminas a la butaca presidencial.
Así un sondeo de Gallup en 1937, entre mil 500 adultos, encontró que el 64 por ciento de los consultados dijo que no votaría por una mujer para presidente aunque estuviera calificada para el cargo.
En 1945, una pesquisa Gallup descubrió que si un partido llevaba a una fémina como candidato más de la mitad de los votantes (55 por ciento) dijo que no votaría por ella. A lo largo de los años 1950 y 1960, el apoyo creció lentamente, acercándose un poco más allá del 50 por ciento hacia el final de la década de 1960.
A partir de la década de 1970 más se unieron a llevar las "faldas" a la Oficina Oval y en 1978 las dos terceras partes favoreció que si esa era la decisión del partido la apoyaría.
En esta década, casi todos los estadounidenses (95 por ciento, según el Centro Roper) dice que votaría por una mujer si ella fuera calificada y fuera el candidato del partido.
El reto para las féminas esta planteado, ahora resta por ver si las actuales pretendientes, Clinton o Fiorina, logran convertirse en la próxima comandante en jefe de Estados Unidos.
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