por.Enrique Dámaso Rodríguez Betancourt
En homenaje al 45 aniversario de las relaciones entre Cuba y Etiopia
Al
principio de mi estancia en ese país africano, pensé que no soportaría la
separación con mi familia o de adaptarme a una cultura ancestral que no tiene
relación con la de mi querida Cuba.
Luego
que comencé a conocer más de cerca sus costumbres les aseguro que no terminaría de escribir
estas vivencias si relaciono todas esas costumbres que traumatizarían al más
valiente, de la ingesta de carne bovina cruda, no hablé de la preparación del
café, toda una ceremonia que puede durar hasta una hora. También la ingestión
del Chai que no es más que él te que conocemos en esta parte del mundo.
No obstante a todo lo anterior conocer a
Etiopia me valió para poder comparar esas prácticas con las de Cuba, para
adquirir conocimientos de la vida de personas pobres, pero de gran educación
formal, al extremo de asombrarme. Sentado a la mesa de un lugar, cuando me levantaba
ellos también lo hacían y al regresar se
ponían de pie y decían NORRRR… (Quiere decir bienvenido) no importaba las veces
que me ausentara del lugar.
Además
recibí una gran lección en el trato a las personas adultas, para ellos un
anciano es un paradigma, al que consultan todas las cuestiones de familia y de
la comunidad. De la misma forma, los hijos se educan en el respeto a sus padres, a los ancianos y también
al entorno, incluyendo a la flora y la fauna.
Ojala
que todo el que pueda leer estas vivencias de Etiopia, una experiencia de un cubano en la década de los
años OCHENTA, fructifiquen para que
conozcan a un pueblo que luchó por defender sus principios y por mantener una
cultura que se traslada en el tiempo por su sencillez, honradez y el respeto y
consolidación a sus ancestros, si así fuese estaré satisfecho de no haber
escrito en vano.
¡GRACIAS……!
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