por Roberto Morejón
El Estado cubano mejora la infraestructura educacional referida a la formación de la fuerza técnica indispensable para el avance económico, a pesar de las limitaciones financieras y el envejecimiento poblacional.
El Consejo cubano de Ministros aprobó recientemente los planes de continuidad de estudios de los graduados de noveno grado hacia la Educación Técnica Profesional y el preuniversitario para el siguiente año lectivo.
Para concebir esos procedimientos se tuvieron presentes las distintas necesidades de técnicos de nivel medio y obreros calificados de cada municipio y provincia.
Con apego al principio de garantizar la secuencia de estudios a todos los adolescentes y jóvenes al concluir la enseñanza media inferior, o sea, la secundaria básica, están abiertos los 466 institutos politécnicos cubanos.
El Ministerio de Educación auspicia además aulas anexas en los sectores estatales y por cuenta propia para las prácticas pre-profesionales de los alumnos, donde puedan forjar el amor por el trabajo, asesorados por avezados profesionales.
En la actualidad, cursan la Educación Técnica Profesional 160 000 alumnos con vista a garantizar la fuerza de trabajo calificada demandada por la estrategia económica, incluyendo la gestión no estatal.
Las entidades oficiales, cooperativas y privadas esperan emplear jóvenes bien calificados, eficientes y con valores ciudadanos, en correspondencia con las normas altruistas del proyecto social vigente.
No obstante, la Educación Técnica Profesional afronta, como otras especialidades, los efectos de la baja natalidad de un país envejecido con celeridad.
En la agricultura, por ejemplo, se acentúa el éxodo de técnicos aparejado a la longevidad del campesinado, una realidad que choca con los esfuerzos del Estado al dedicar recursos al aumento de la fuerza entrenada en el campo.
En tales circunstancias se desplazan los directivos de esa modalidad de enseñanza mientras atienden los reclamos de la economía de mano de obra directa y personal técnico capacitado.
El Ministerio de Educación incentiva la labor vocacional para estimular la inclinación de adolescentes y jóvenes por las especialidades técnicas, sobre todo agropecuarias, aunque el proceso será largo.
Por esa vía y con la labor persuasiva de las familias se espera incrementar las matrículas de los institutos politécnicos en todas las especialidades.
Maestros y padres deben apoyar los ajustes de la Educación Técnica Profesional para adecuarse a las nuevas formas de trabajo y organización empresarial en Cuba.
La demanda de la economía y los servicios obliga a garantizar tanto profesionales universitarios como técnicos de nivel medio y obreros adiestrados, una pirámide insoslayable.
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