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viernes, 3 de marzo de 2017

Show mediático y desinformaciones en discurso de Trump

por Guillermo Alvarado
El primer discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ante el Congreso de su país tuvo todos los ingredientes de un espectáculo mediático, de los cuales él es un especialista, y fue una pieza oratoria con mucha desinformación, atisbos de verdades y mentiras destinadas a endulzar oídos incautos.

Como no cabe en este comentario un análisis pormenorizado de esta intervención, nos remitiremos a los aspectos más gruesos, comenzando por la criminalización que el señor Trump hizo de los migrantes con el avieso propósito de ganar adeptos a su programa de expulsión masiva y persecución policiaca contra los indocumentados.


El presidente llevó hasta el órgano legislativo a un padre, una viuda y una huérfana de personas que murieron a manos de delincuentes, que eran migrantes sin papeles. Son tragedias sin duda lamentables, pero no menores que la de aquellos jóvenes y adultos afrodescendientes o hispanos que cayeron bajo las balas de policías blancos, de los cuales Trump no hizo la menor mención.

Hay una falacia escondida en las palabras del jefe de Estado, al pretender meter de contrabando la idea de que si hay un delincuente que es indocumentado, entonces todos los indocumentados son delincuentes. Eso no resiste el menor análisis.

Como no hay peor cuña que la del mismo palo, fue la estadounidense agencia de noticias AP la encargada de desmontar otras de las mentiras deslizadas por Trump que muchos republicanos, preferimos pensar que por inocencia o candidez, aplaudieron con frenesí como mostraron las cámaras de televisión.

 Dijo el jefe de la Casa Blanca que según la Academia Nacional de Ciencias, la actuales leyes migratorias cuestan a los contribuyentes miles de millones de dólares.

Lo que el informe dice, señaló la AP, es que los inmigrantes "contribuyen a las finanzas del gobierno pagando impuestos y añaden gastos al consumir servicios públicos". Los hijos de los inmigrantes están entre los principales contribuyentes económicos y fiscales del país, algo que el mandatario omitió deliberadamente.

Trump se envaneció de que desde su toma de posesión se crearon miles de empleos nuevos, sin aclarar que eso se debe a políticas aprobadas en grandes empresas antes de que ocurriera su elección. Las cifras reales del mercado laboral estadounidense durante febrero serán publicadas en marzo, no antes.

Tampoco es diáfana la oferta de aliviar la carga fiscal a la población, pues hasta donde se conoce del proyecto, el uno por ciento más rico del país tendrá un descargo de 215 mil dólares anuales, mientras la quinta parte del sector medio apenas recibirá un alivio de de mil diez dólares al año. Una buena diferencia, ¿no creen?

Algo singular es que Trump reiteró que pronto comenzará la construcción del muro en la frontera con México, pero no repitió que obligará a ese país a pagar los costos. De hecho, ni siquiera mencionó el nombre de su vecino y se limitó a un neutro término de “frontera sur”.

Si, es verdad que llevó a una joven negra y a una niña víctima de una enfermedad terrible, pero fueron sólo elementos de dramaturgia para un discurso destinado por completo a la llamada población blanca, anglosajona y protestante, WASP, por sus siglas en inglés.

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