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viernes, 27 de marzo de 2015

El valor de la prensa para el conocimiento histórico



Periodismo: Actividad que consiste en recolectar, sintetizar, jerarquizar y publicar información relativa a algo de la actualidad. Como disciplina se ubica en algunos países dentro de la sociología y en otros entre las Ciencias de la comunicación, persigue crear una metodología adecuada para poder presentar cualquier tipo de información valiosa, ser objetivo, buscar fuentes seguras y por tanto verificables para el lector.

 Se ha extendido gracias al crecimiento de la tecnología y el comercio, marcado por el advenimiento de técnicas especializadas para recoger y diseminar información.
El periodista polaco Ryszard Kapuscinski, considerado uno de los mejores reporteros del siglo XX, Premio Príncipe de Asturias de las Comunicaciones y las Humanidades, dijo que el Periodismo estudia la Historia en el momento mismo de su desarrollo. 
 Fuente:Cubahora

Su definición podría ser discutible, tal cual lo ha sido el término de “Historia inmediata” defendido por el francés Jean Lacouture. Mas sí es comprobable que entre periodismo e historia, entre periodistas e historiadores, existen muchas confluencias, aunque no debemos distorsionar: historia es historia y periodismo es periodismo; este tiene su función y aquella, la suya.

Sin embargo, lo cierto es que no pocos periodistas han devenido historiadores y, a la inversa: no pocos historiadores han devenido periodistas, y que profesionales de una u otra disciplina las han simultaneado. Reconocidos historiadores cubanos han tenido espacios fijos, o no fijos, en la prensa. Raúl Cepero Bonilla (1920-1962), destacado economista, fundador del Consejo Asesor del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Cuba, entre 1947 y 1959 publicó en el diario Prensa Libre cientos de trabajos críticos. Colaboró en las revistas Carteles, Bohemia y Cuba Socialista.

Manuel Márquez Sterling (1872-1934),  miembro de la Academia de la Historia, fue jefe de redacción de El Mundo y fundó los rotativos Heraldo de Cuba y La Nación. La firma de Emeterio Santovenia (1888-1968), quien fue presidente de la Academia de la Historia de Cuba, se leía asiduamente en el periódico Información, también con alguna regularidad en Diario de la Marina, El Fígaro, Revista Bimestre Cubana, Revista Universidad de La Habana y Carteles.

En Carteles, de 1954 a 1959 escribió Oscar Pino Santos, autor de obras como Cuba. Historia y Economía, más de 200 textos con un enfoque marxista; y publicó en Hoy, Bohemia, Revolución y Granma. Otros dos nombres de periodistas-historiadores, más cercanos en el tiempo, son Jorge Enrique Mendoza y Carlos del Toro. Martí y Fidel han concedido relevancia a la prensa como portadora de trascendentes materiales de connotación histórica.

Grandes reportajes periodísticos se han convertido en obras de carácter histórico. Basten la alusión de tres: Diez días que estremecieron al mundo, del periodista norteamericano John Reed, sobre la Revolución de Octubre; A fin de cuentas, sobre el proceso de Nuremberg, del corresponsal de Pravda Boris Polevói; y Todos los hombres del Presidente (escándalo de Watergate), de los periodistas del Washingon Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, al margen de la dosis de leyenda que conllevó.

Igualmente, historia y periodismo han compartido o se han prestado géneros: la crónica, el ensayo, el testimonio. Fueron los historiadores quienes “inventaron” la crónica y en época lejana los llamaron cronistas. Recordemos al Inca Garcilazo de la Vega con sus célebres Comentarios Reales y cómo a Alejandro Magno lo acompañaban sus cronistas. Luego, la historia abandonó la narración sencilla y el periodismo se apropió de la crónica.
Muchas investigaciones históricas hacen uso de las fuentes periódicas. Ilustro con estas dos: Luis Alberto Pérez Llody, en Rafael García Bárcena: el sueño de la Gran Nación, (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007) reconstruye el secuestro de García Bárcena en 1952 y el proceso en abril del año 53, a partir de lo publicado en Diario de la Marina, Alerta, Información, Bohemia, El Crisol, Diario Nacional, Prensa Libre, El Mundo y Carteles. Elena Alavez, en Eduardo Chibás: clarinada fecunda (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009), evidencia cómo El Crisol resulta muy útil para estudiar el pensamiento de Eduardo Chibás, al citar sus discursos reproducidos en ese periódico.

Por otra parte, trascendentales documentos históricos han sido dados a conocer mediante la prensa. Una muestra es la difusión, a través del periódico Revolución el 29 de octubre de 1962, de los Cinco Puntos en los que el Comandante en Jefe Fidel Castro definía la posición de Cuba en torno a la Crisis de Octubre (o de los misiles).
Mención especial merece la prensa local, por mostrar la vida cotidiana del escenario al que está orientada, su progreso o dificultades; detalles de una comunidad, de una región, de un municipio, inadvertidos o minimizados por los medios de carácter nacional, y que al transcurrir los años, cuando se quiera desentrañar el pasado de una porción de universo, devendrá exponente de ese contexto y de informaciones no legadas por otras vías.

En el presente, aunque ya no es tan usual que los historiadores dispongan de columnas o espacios sistemáticos en la prensa, como ocurría otrora, sí en cada medio, periodistas y planas se ocupan de la Historia. También cuentan con variados espacios para el tema, la televisión, las emisoras radiales y los sitios web. Se han dedicado páginas enteras a aniversarios como el 50 de Playa Girón, a lo largo de 2011, y el 50 de la Crisis de Octubre durante 2012. Se divulgaron actividades como el Fórum de Debates Históricos por los 60 años de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

En realidad, buena parte de los textos están vinculados a aniversarios y principalmente a los que llamamos cerrados. Tampoco a los historiadores se les publica con la asiduidad que quisieran y que, incluso, se requiere para llegar a mayor número de receptores y de una manera convincente. Sin embargo, debemos reconocer que, aunque no siempre con la frecuencia y la calidad demandadas, la historia está presente en nuestros medios. 
Se infiere, entonces, que la prensa tiene –y ha tenido en distintas épocas– un inapreciable valor para el conocimiento histórico, suministra insustituible información a historiadores en particular e investigadores de las ciencias sociales en general porque, como apuntó Kapuscinski, estudia la historia en el momento mismo de su desarrollo.

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