Santiago de Cuba tuvo su supremacía, antes que La Habana,
en el sistema administrativo de la colonización española y en la
actualidad conserva tantos encantos que se convierte en un lugar ideal
para visitarlo en plan de descanso.
Además de ser una urbe famosa por sus carnavales, también ahora lo es
porque el 25 de julio próximo cumplirá 500 años de fundada y, por
tanto, sus moradores y autoridades le dan el relieve adecuado a la
efemérides.
Fuente:Radio Habana Cuba
Un lugar muy vivo, que incluso pasó por la dificultad de fuertes fenómenos naturales, siempre renace, como lo hace ahora, y pone a la ciudad a punto para esa fecha.
Los pobladores reparan calles, edificios e instalaciones turísticas, y moldean esa imperturbable urbe a los reclamos de un turismo que cada vez la visita con mayor frecuencia, llegado de todas partes del mundo.
Allí se encuentran las montañas más altas de Cuba, como el Pico Turquino, el verdor del paisaje, lo típico de la ciudad, el Santuario de El Cobre y, sobre todo, la vida y la alegría de su gente.
Por ello, el carnaval de esta oriental urbe insular destaca desde hace mucho tiempo e invita con su magia de colores y la alegre música.
Corría 1795 cuando se registraron los carnavales como fiestas patronales, en honor del santo patrono, para el Corpus Christi y para la carnestolenda (tres días previos al miércoles de ceniza), celebraciones que provenían de la metrópoli española.
Al principio el carnaval dividía sus programas de acuerdo con la sociedad y sus clases, con clubes privados deparados a sectores pudientes y los más movidos en los barrios populares, en especial en La Joya y los Pepines, donde la gente se disfrazaba con colores vivos.
Por entonces apareció una tradición de rivalidad fraterna para demostrar quien tenía los más bellos trajes.
Julio resultó el mes para estas fiestas y también un período de acontecimientos históricos y culturales, aunque el carnaval siempre fue muy esperado.
De los orígenes en procesiones religiosas se convirtió en una fiesta popular que tenía como escenarios l
Fuente:Radio Habana Cuba
Un lugar muy vivo, que incluso pasó por la dificultad de fuertes fenómenos naturales, siempre renace, como lo hace ahora, y pone a la ciudad a punto para esa fecha.
Los pobladores reparan calles, edificios e instalaciones turísticas, y moldean esa imperturbable urbe a los reclamos de un turismo que cada vez la visita con mayor frecuencia, llegado de todas partes del mundo.
Allí se encuentran las montañas más altas de Cuba, como el Pico Turquino, el verdor del paisaje, lo típico de la ciudad, el Santuario de El Cobre y, sobre todo, la vida y la alegría de su gente.
Por ello, el carnaval de esta oriental urbe insular destaca desde hace mucho tiempo e invita con su magia de colores y la alegre música.
Corría 1795 cuando se registraron los carnavales como fiestas patronales, en honor del santo patrono, para el Corpus Christi y para la carnestolenda (tres días previos al miércoles de ceniza), celebraciones que provenían de la metrópoli española.
Al principio el carnaval dividía sus programas de acuerdo con la sociedad y sus clases, con clubes privados deparados a sectores pudientes y los más movidos en los barrios populares, en especial en La Joya y los Pepines, donde la gente se disfrazaba con colores vivos.
Por entonces apareció una tradición de rivalidad fraterna para demostrar quien tenía los más bellos trajes.
Julio resultó el mes para estas fiestas y también un período de acontecimientos históricos y culturales, aunque el carnaval siempre fue muy esperado.
De los orígenes en procesiones religiosas se convirtió en una fiesta popular que tenía como escenarios l
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