Lo Último

sábado, 14 de febrero de 2015

De campana a Campana

Por: Caridad Picart Trujillo
Mucho antes de que el Gallo de Morón despierte a los más de 60 mil habitantes de su ciudad, a Tomás González Ulloa se le ve en plena faena por sus calles para que brillen antes del amanecer.

Me comenta con una humildad indescriptible que su pueblo lo quiere y que muy pocas personas lo conocen por su nombre porque todo el mundo lo llaman Caray.




Sus labios no necesitan decir el amor que siente por el oficio de barrendero, sus ojos lo hacen por ellos y a pesar de sus 67 años de edad me añade que no pretende soltar el escobillón, ni defraudar su popular consiga de trabajar: ¡Caray, de campana a campana los 365 días del año!

Afirma- “Para mi no hay mayor gratitud que cuando convierto en pasión cada movimiento de mi pala y piensa que su escoba en sus manos protegidas por la arruga de su piel, la tiene que cuidar como la más inseparable de las novias”.

Dentro de sus principales compromisos está tener siempre arreglada su carretilla para no perder ni un minuto en su labor, tener mucha salud, crecer en el número de amigos para dar siempre lo mejor de si y amar con toda la fidelidad a su esposa Isabel, quien junto a él compartió por más de 30 años el oficio de barrendero.

Caray afirma que la alegría para él es la vida misma y que no hay nada que supere su amor por la ciudad del gallo, por eso disfruta a plenitud cuando recoge cada obstáculo y suciedad para que la ciudad mantenga su colorido y los nativos y forasteros se sientan complacidos y a gusto en ella.

En barrenderos como Tomás muchos filósofos y poetas cruzaron los límites de la individualidad para definir lo limpio como la contribución pública de desaparecer cualquier rastro de inmundicia a la vista de los humanos y para demostrar que solo el amor engendra la maravilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...