El 9 de mayo de 1945 el imperio alemán vio como se desmoronaba su gran sueño de dominar el mundo. Luego de cinco largos años de cruenta guerra llegaba una paz que puso fin, entre otras cosas, al horrendo Holocausto en el cual millones de inocentes encontraron la muerte.
En su estrategia geopolítica, la Alemania nazi contemplaba su expansión al este. Mediante acciones militares relámpago, las tropas de la Wehrmacht hitleriana ocuparon Polonia en 1939, momento que se considera como el del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Un año antes Alemania se había anexado Austria y ocupado toda Checoslovaquia, Bohemia y Moravia. Hacia esa dirección solo se interponía en su camino la Unión Soviética.
Fuente:Radio Habana Cuba
Así, el 22 de junio de 1941 más de 3 millones de militares, 3.000 tanques y 2.700 aviones cruzaron la frontera soviética en una operación militar alemana llamada Barbarroja. En dos semanas 300.000 soldados del Ejército Rojo fueron apresados y 2.500 tanques con 250 aviones quedaron destruidos. Sin embargo la guerra relámpago, como también se le llamó, no pudo doblegar a la Unión Soviética.
La resistencia rusa fue estoica y ya a inicios de ese otoño era obvio que Alemania estaba envuelta en una guerra de desgaste contra un poderoso enemigo y en territorio rival. A eso sumémosle que la URSS evacuó sus plantas industriales, reagrupó sus Fuerzas Armadas y se preparó para una larga contienda.
La geografía de los combates de la Segunda Guerra Mundial variaba sin cesar. Ocurrieron victorias y derrotas para ambos lados e incluso hubo territorios que cambiaron varias veces de régimen de ocupación, causando efectos devastadores para la vida de un sinnúmero de personas.
Según se afirma, 27 millones de rusos perdieron la vida durante la Gran Guerra Patria. Muchas de las víctimas correspondían a la población civil, que fallecía a consecuencia de los bombardeos, de hambre, frío o torturas en los campos de concentración y exterminio nazis.
Ya desde finales de 1944 las fuerzas del Ejército Rojo emprendieron la ofensiva hacia el oeste y tomaron el mando de la guerra. Para entonces los poderosos regimientos soviéticos avanzaban victoriosos e indetenibles hacia occidente reconquistado los territorios ocupados por los nazis en Europa Oriental y con la mira puesta en Berlín, la capital alemana.
Ante el inminente aplastamiento de las fuerzas nazis por los soviéticos, los aliados occidentales, encabezados por Estados Unidos, apresuraron sus preparativos de guerra y decidieron involucrarse directamente en el conflicto. Ello ocurrió el 6 de junio de 1944, cuando un apertrechado ejército desembarcó en la costa occidental francesa de Normandía, en lo que se conoce como la mayor invasión marítima de la Historia. Las fuerzas aliadas acortaron el final de la guerra, pero no la decidieron, como afirman algunos apologistas occidentales.
Aquellos que consideran que los aliados jugaron el papel más importante en la victoria contra el nazismo desconocen a sabiendas o por desinformación la esencia del papel del Ejército Rojo en la victoria y la rendición de Alemania el 9 de mayo de 1945.
Durante la guerra y en el camino hasta Berlín el Ejército Rojo liberó a casi la mitad del territorio de Europa, en total 16 países con una población de al menos 120 millones de personas, sin contar la parte europea de la entonces Unión Soviética. Otros seis estados fueron liberados conjuntamente con las fuerzas aliadas de Reino Unido y EEUU.
Durante ese último período sucedieron acontecimientos decisivos que marcaron el final del conflicto más sangriento en la historia: la liberación de Auschwitz y otros campos de concentración, la expulsión de los alemanes del Este de Europa y el colapso definitivo del omnipotente nazismo.
En la actualidad el resurgimiento de grupos y partidos con tendencias neonazis alertan del peligro que para la humanidad representan aquellos que heredaron del fascismo su aspiración al control mundial. Intentan borrar o tergiversar la historia solo porque tienen la intención de repetirla.
Por eso es importante recordar este sábado 9 de mayo el 70 aniversario de la victoria contra el fascismo. Las generaciones actuales no deben olvidar los crímenes de la Alemania hitleriana provocados por la ambición, la xenofobia, el militarismo y prepotencia de un grupo que se creyó elegido para dominar el mundo. La advertencia es clara: el vientre del fascismo es aún fértil.
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